domingo, 29 de noviembre de 2009

Y si me alejo de vos es solo porque me duele no tenerte de la manera que yo quisiera y ya sé, soy egoísta... quizás el amor sea egoísta, ¡Y con propósito!, ¡Daría todo por vos!
Esa noche llovió. Y ella es de esas personas que creen que cada día nos deja algo, bueno o malo.
Llovió cuando menos lo esperaba. Por primera vez en su vida deseó que no fuera real.Ni siquiera pudo llorar como solía hacerlo. ¿Dónde se guardarán las lágrimas que no dejamos en libertad?...
Ahora lo sabía. Se quedan ahí, en las nubes. El nudo en la garganta era las ganas de gritarle al mundo que le dolía, pues necesitaba olvidarlo. Las nubes lloraron por ella, fueron escasos los minutos pero lo suficiente para que le hicieran sonreír de camino a casa.
Le gustaba mucho que le cayeran gotas de agua en la nariz. Sabía que necesitaba esa cantidad justa de lluvia para poder empezar a ordenar en paz sus sentimientos. Sí, ella lo sabía.
No era bueno enamorarse de desconocidos. Pero le proporcionaba tal felicidad al principio que nunca se percataba de que las casualidades conseguirían que volvieran a encontrarse...